Hostos en pocas palabras


“Hostos en pocas palabras” se destaca como un proyecto concebido como parte de la celebración del Año Hostosiano 2019 para la conmemoración del 180 aniversario del natalicio de Eugenio María de Hostos. Es una serie de historias en formato breve que la Comisión Nacional Conmemoración Hostos 180, radiosanjuan.org y el Municipio Autónomo de Mayagüez produjeron para conmemorar el natalicio. El contenido ha sido investigado y redactado por académicos y estudiosos de la filosofía política, educativa, social y feminista del Ciudadano de América. La periodista y gestora cultural Millie Gil sugirió el proyecto y coordinó la producción de estas cápsulas.
El formato breve permite abordar un tema que sea del interés del lector o del radioyente de manera rápida yendo a asuntos puntuales y específicos que normalmente no se precisan en obras más extensas sobre Hostos.
Las cápsulas publicadas durante el Año Hostosiano 2019 aparecen en este portal. Esta es la lista de la primera serie de temas y los autores y autoras:
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Ostos sin “h” y sin “de” (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos y la educación para la formación del ser humano (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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Hostos y la educación de la mujer (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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Hostos y la educación de la clase obrera (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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Educación política y Hostos (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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Hostos sobre el arte (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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Hostos y la literatura (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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La moral social de Hostos (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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La ética ecológica de Hostos (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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Hostos para tiempos difíciles (Dr. Roberto Mori González)
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Lo que nos legó Hostos para tiempos difíciles (Dr. Roberto Mori González)
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Orígenes de Eugenio María de Hostos (Dr. Roberto Mori González)
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Los comienzos de Hostos (Dr. Roberto Mori González)
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Las primeras luchas de Hostos (Dr. Roberto Mori González)
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Hostos también fue periodista (Dr. Orlando José Hernández)
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Eugenio María de Hostos, precursor de los derechos humanos (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos y su viaje al Sur (Dr. Carlos Pérez Morales)
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Segunda serie:
Inspirados en ese proyecto, la Comisión Nacional Hostos 180 emprendió la segunda serie y produjo los siguientes escritos:
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Eugenio María de Hostos: educador, patriota, humanista y revolucionario (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos en la revista Las Antillas publicada en Barcelona en 1867 (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos y los afrodescendientes (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos en Nueva York: las primeras tres estadías, entre 1869 y 1876 (Dr. Orlando José Hernández)
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1898-1899 Hostos regresa a Nueva York para luchar por los derechos de los puertorriqueños (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos funda la Liga de Patriotas Puertorriqueños, en el 1898, en Nueva York (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos organiza en Puerto Rico la Liga de Patriotas (Dr. Orlando José Hernández)
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Hostos y la Comisión Puertorriqueña a Washington (Dr. Orlando José Hernández)
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El Dr. Guzmán Rodríguez funda en Añasco la Biblioteca y el Teatro Hostos (Dr. Orlando José Hernández)
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La primera edición de las Obras completas de Hostos del 1939 (Dr. Orlando José Hernández)
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El Centenario de Hostos en 1939: conmemoración magna, pero impugnada (Dr. Orlando José Hernández)
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La estupenda celebración del Sesquicentenario de Hostos en 1989 (Dr. Orlando José Hernández)
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El Maestro Hostos rinde homenaje a los instrumentos musicales y a la voz humana (Dr. Orlando José Hernández)
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Meditación de Hostos sobre la música (Dr. Orlando José Hernández)
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El monumento a Hostos en la Universidad de Puerto Rico (Dr. Orlando José Hernández)
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El Maestro Hostos y el kindergarten (Dr. Orlando José Hernández)
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La filosofía positivista en Hostos y la educación científica (Dr. Carlos Rojas Osorio)
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El giro estratégico vocacional de Hostos (Dr. José Miguel Rodríguez Matos)
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¿A quién Hostos quería educar? (Dr. José Miguel Rodríguez Matos)
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Los aforismos de Hostos (José Emilio González, hijo)
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¿Qué significa Hostos para la República Dominicana? 01 Un prócer dominicano (Dra. Luisa Navarro Tavares)
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¿Qué significa Hostos para la República Dominicana? 02 Etnógrafo y político (Dra. Luisa Navarro Tavares)
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¿Qué significa Hostos para la República Dominicana? 03 Entre revoluciones (Dra. Luisa Navarro Tavares)
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¿Qué significa Hostos para la República Dominicana? 04 Actualidad de su pensamiento (Dra. Luisa Navarro Tavares)
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¿Qué significa Hostos para la República Dominicana? 05 ¿Qué haría Hostos en la República Dominicana hoy? (Dra. Luisa Navarro Tavares)
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¿Qué significa Hostos para la República Dominicana? 06 La revolución educativa hostosiana (Dra. Luisa Navarro Tavares)
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Hostos y su viaje al Sur - Segunda parte (Dr. Carlos Pérez Morales)
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Eugenio María de Hostos: Maestro de geografía (Dr. Carlos Pérez Morales)
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Hostos: La ética (Dr. Carlos Rojas Osorio)
El proyecto se mantiene activo y seguirán añadiéndose nuevas entradas periódicamente.
01
Ostos sin “h” y sin “de”
por Orlando José Hernández
El apellido de Eugenio María de Hostos, el insigne educador, humanista y hombre público puertorriqueño, no siempre se escribió del modo que hoy lo escribimos.
El estudioso Enrique T. Blanco investigó la genealogía de la familia Hostos y, a pedido de Antonio S. Pedreira, publicó un artículo en la revista Índice, en 1931, sobre ese tema, en el que también discute la evolución de la grafía de este apellido.
Los antecesores del célebre educador mayagüezano provenían de la ciudad de Écija, en la provincia de Sevilla. Don Eugenio Ostos y del Valle, bisabuelo del prócer, se trasladó a la isla de Cuba y fue a vivir a la ciudad de Camagüey en la primera parte del siglo 18.
Su hijo, don Juan Ostos y del Castillo, pasó a Santo Domingo, donde se encontraba cuando aconteció la ocupación francesa de 1795. Desde esa época agregó una “h” inicial a su apellido, la que han seguido usando sus descendientes.
Se mudó a Puerto Rico, donde nació, en 1807, su hijo, don Eugenio Hostos y Rodríguez, que fue Escribano Real y padre de Eugenio María. De manera que la “h” inicial fue añadida al apellido de la familia antes de que esta llegara a Puerto Rico y antes de que naciera este ilustre humanista.
El apellido de Hostos vio otra modificación, según puede observarse en los documentos originales que llevan su firma. Después de su fallecimiento, en Santo Domingo, el 11 de agosto de 1903, se añadió la preposición “de”, probablemente por su viuda, doña María Belinda Ayala, y sus hijos. Es así que el nombre llega a ser: Eugenio María de Hostos con hache y con la preposición “de”, que es como se conoce hoy universalmente.

02
La educación para la formación del ser humano
por Carlos Rojas Osorio
Más de la mitad de su vida la dedicó Eugenio María de Hostos a la noble tarea de la educación. Pero no solo fue maestro, sino que fundó la Escuela Normal en Santo Domingo, y, sobre todo, tuvo una amplia y profunda visión de la educación.
La idea fundamental de Hostos es que la educación es una guía para la formación de un ser humano completo. Implica la unidad íntima de las diferentes dimensiones del ser humano: cuerpo, sensibilidad, inteligencia, voluntad, conciencia ética y sociabilidad. La educación no es solo el desarrollo de conocimientos o destrezas intelectuales, sino que involucra todo el ser humano.
En el pensamiento educativo de Hostos hay una aspiración a lo bello, lo bueno, y lo verdadero. El desarrollo de la sensibilidad nos forma en el ámbito de las artes y la sensibilidad estética. La inteligencia nos forma en el conocimiento de la naturaleza y en la comprensión. La idea del ser humano completo es una idea ética. Y hacia los valores éticos nos debe conducir una educación que sea formativa del ser humano completo.
La educación de que habla Hostos es inclusiva; se ocupó de fomentar los derechos de la mujer a la educación, y también se ocupó de la educación obrera. Se trata de formación intelectual, artística, ética, social y de responsabilidad política.
El ser humano completo necesita de un tiempo de formación y guía de los padres y maestros, pero el punto de llegada es la plenitud de un ser humano que disfruta de libertad para dirigir su propia vida con responsabilidad y sabiduría.

03
La educación de la mujer
por Carlos Rojas Osorio
Eugenio María de Hostos afirma la igualdad fundamental de los seres humanos.
En 1858, año en que llega Hostos a Madrid, se había creado la Escuela Normal para Maestras y en 1861 Concepción Arenal publica La mujer del porvenir. Entre los amigos del mayagüezano hay defensores de los derechos de la mujer; entre ellos Fernando Castro quien había creado una Asociación para la Enseñanza de la Mujer en 1871.
Pero fue en Chile donde Hostos participa vivamente de la defensa de la educación de la mujer. La periodista Martina Barros había traducido el libro de John Stuart Mill La igualdad de los sexos y en ese ambiente pronuncia Hostos su conferencia, “La educación científica de la mujer”, el 25 de mayo de 1873. Ese mismo mes la publica en la revista Sud-América.
Hostos tiene que responder a algunos críticos que cuestionan sus planteamientos. Y responde. Cuestiona los códigos románticos e idealistas con los cuales se ha abordado, de modo mistificador, el estudio de la mujer, y reclama un cambio social. Propone un currículo nuevo en los sistemas educativos que incluya a la mujer.
No es la naturaleza la que ha sometido a la mujer, sino condiciones sociales discriminatorias. La ley eterna de la naturaleza, dice Hostos, es “la igualdad del hombre y la mujer”.
En Chile, las primeras abogadas y doctoras agradecían a Hostos por los nuevos horizontes que había abierto en la educación chilena. En la República Dominicana, Hostos funda la Escuela Normal y Salomé Ureña, bajo su inspiración, funda la Escuela Normal para Señoritas (1881).
Tanto Hostos como Salomé Ureña tuvieron que defenderse de los ataques que venían de los religiosos católicos. En el discurso de graduación de las primeras normalistas, Hostos habló y dijo:
“Sois las primeras representantes de vuestro sexo que venís a vuestra patria a reclamar de la sociedad, el derecho de serle útil fuera del hogar, y venís preparadas por esfuerzos de la razón hacia lo verdadero, por esfuerzos de sensibilidad hacia lo bello, por esfuerzos de la voluntad hacia lo bueno y por esfuerzos de la conciencia hacia lo justo.”

04
Hostos y la educación de la clase obrera
por Carlos Rojas Osorio
Este tema ha sido poco difundido en el pensamiento y la actividad de Eugenio María de Hostos. El Maestro tuvo una extraordinaria confianza en el papel transformador de la educación en la sociedad. Por eso abogó por la educación de todos, mujeres y hombres, clases medias y clase obrera.
En su época era novedosa la educación de la mujer y también lo era el énfasis en la educación de la clase obrera.
En la República Dominicana Hostos fundó escuelas nocturnas y organizaba conferencias para orientar a la clase obrera, quienes pedían les hablara de las asociaciones de trabajadores. Un numeroso público asistía a sus conferencias que eran gratuitas, como las clases nocturnas.
La educación racional debía contribuir al desarrollo económico y moral de la sociedad. En el sistema económico Hostos distingue el trabajo, la producción y el consumo. El trabajo, como principal fuente de riqueza y el consumo debe ser proporcional a la producción.
Hostos organizaba una escuela diurna para varones, otra para mujeres, y una escuela nocturna para obreros en algunos municipios. Sus discípulos colaboraban en la fundación de escuelas nocturnas. Esta numerosa fundación de escuelas de distinto tipo contribuyó a la alfabetización del país.
Por eso, en el discurso a las primeras normalistas afirmó:
“Todas las revoluciones se habían intentado menos la única que podía devolverle la salud. Para que la República no convaleciera era absolutamente indispensable establecer un orden racional de los estudios, un método razonado en la enseñanza, la influencia de un principio armonizador en el profesorado, y el ideal de un sistema superior, en el propósito de una educación común.”

05
Educación política y Hostos
por Carlos Rojas Osorio
Durante los meses que siguieron a la llegada del ejército estadounidense a Puerto Rico, en 1898, Eugenio María de Hostos desarrolló una serie de conferencias para el público con la finalidad de educarlos en la defensa de los derechos.
Encontramos allí, importantes ideas de educación política en lo que él denominó la Liga de Patriotas. Se trataba de educar a la comunidad puertorriqueña para empoderarla en la participación ciudadana mediante el cultivo de la razón y el conocimiento contra los lastres coloniales y las luchas meramente partidistas.
Hostos considera que la intención de Estados Unidos no es liberar a Puerto Rico, sino someterlo a un nuevo coloniaje. “Pasar de dueño en dueño, sin jamás ser dueño de sí mismo”, dice textualmente.
La democracia americana es un estado de derecho, pero la invasión a Puerto Rico es un hecho de fuerza, sin base en ningún derecho. Por lo tanto, se trataba para Hostos de que el pueblo defendiera sus derechos frente al poder invasor. Poner a nuestra madre isla en condiciones de Derecho. Y educar al pueblo en la práctica de las libertades.
Es el pueblo de Puerto Rico quien tiene que decidir su destino y no dejarse imponer una acción resultado de la guerra hispanoamericana. De hecho, la Liga de Patriotas proponía de inmediato el cambio de un gobierno militar a un gobierno civil. Se trataba, pues, de un proyecto político, pero también de educación política en los derechos y deberes del ciudadano.
La defensa de los derechos implica para Hostos la necesidad de educarse para defenderlos mejor. La Liga de Patriotas se propone desarrollar una cultura política en el pueblo. El tipo de democracia que Hostos promovió, tanto en la teoría del derecho como en la Liga de Patriotas, fue el de una democracia participativa.
La fundación de la Liga de Patriotas ha sido elogiada como concreción del pensamiento de Hostos.

06
Hostos sobre el arte
por Carlos Rojas Osorio
En el pensamiento de Eugenio María de Hostos hay una unidad entre lo bello, lo bueno y lo verdadero. Esta unidad forma parte de su idea del ser humano completo como meta final de la Educación.
No faltan reflexiones de Hostos sobre el arte. El mayagüezano tiene una perspectiva social y ética del arte.
El arte contribuye al desarrollo de la sensibilidad humana. Es decir, el arte es educador de nuestra sensibilidad porque afina nuestra atención, enriquece la percepción y fortalece la imaginación.
El arte es también una forma de expresión de los afectos humanos. Para Hostos, el arte no es mera copia de la naturaleza, sino que al ser libre imitación lo que hace es completar la naturaleza.
Pero el arte es también un fenómeno social. Pues forma parte de la sensibilidad social en cada época histórica.
La experiencia artística se fragua para Hostos dentro de una interacción entre lo individual y lo social. Hay un sentimiento individual de las formas artísticas. En cuanto a lo histórico o social cada época tiene su forma de expresión, su fondo social de sensibilidad.
Este predominio de lo social en el arte hace que Hostos se fije detenidamente en la relación del arte con la ética. Es decir, lo bello debe poder coordinarse con lo bueno y lo verdadero. Hostos tiene muy en cuenta el fin educativo del arte porque lo inscribe en la órbita de lo moral y lo social.

07
Hostos y la literatura
por Carlos Rojas Osorio
La literatura es un tema muy discutido, puesto que Eugenio María de Hostos al destacar la moral social usa criterios estrictos para su valoración de las obras literarias.
En La Peregrinación de Bayoán el joven Hostos fue romántico, pero en la Moral social dirigió severas críticas al romanticismo. Hostos valora tanto la literatura como el arte desde la perspectiva, social, educativa y sobre todo moral.
Como dice el profesor Marcos Reyes Dávila, Hostos desdeña no la imaginación, sino la literatura que enajena de la realidad y de la verdad.
Su literatura es arte comprometido, de ningún modo ajena a la realidad social humana. El romanticismo literario exacerba los sentimientos y hunde al lector en un mundo puramente fantástico. La literatura contribuye a la civilización y a la humanidad pero solo si contribuye vigorosamente a la verdad y se entrega al bien.
Hostos cuestiona la literatura de mera ficción, pero también se vale de ella, y justifica su escritura de ficción al ponerla al servicio de fines políticos y éticos. O como dice María Caballero, se trata de una ficción moralizadora: definir al ser humano e interrogarse por el sentido de la vida humana.
Hostos se dirige a la juventud latinoamericana, como ocurre también en José Enrique Rodó. Alcanzar la libertad es esencial para el arte supremo de llegar a la meta de un ser humano completo. Para el logro de la libertad se hace necesaria una voluntad dirigente que pueda vencer la apatía y la mera sensibilidad. ¨Vida sin voluntad no es vida, vivir es querer y hacer.¨ Hostos tiene clara su misión y “enfoca la vida de cara a ella”.
La Peregrinación de Bayoán es una búsqueda de la identidad puertorriqueña a la vez que un radical cuestionamiento del colonialismo español.
“Enemigo del error como es el arte, yo no he podido considerarlo como hecho individual, y tengo una irreprochable propensión a considerarlo como un fenómeno social”, dice textualmente Hostos.

08
La moral social de Hostos
por Carlos Rojas Osorio
De las relaciones con los demás seres humanos deriva Eugenio María de Hostos los deberes que componen la moral social.
Los deberes se corresponden con los derechos. Donde hay un derecho hay un deber. Existe un derecho al trabajo, y el deber de trabajar. Existe el derecho a la educación, y el deber de educarse. Hostos reafirma, deber de educarse para defender nuestros derechos y los derechos de los demás.
Hay un deber de patriotismo que no es sino el sentimiento de la dignidad colectiva de un pueblo o nación. Hay deberes relacionados con la justicia y la equidad. La equidad nos obliga a considerar iguales a todos los seres humanos.
Hay un deber de dignidad que consiste en la conservación de la propia libertad y, por tanto, no dejarse oprimir por nadie. Hay un deber de tolerancia que es el respeto a las opiniones del otro. Pero tenemos también el derecho a que los demás toleren nuestras opiniones.
Hay un deber de gratitud que consiste en el reconocimiento de los beneficios recibidos. También esperamos que los demás sean agradecidos con los beneficios hacemos. Hay un deber de confraternidad, de trabajar por el desarrollo pleno de toda la humanidad.
Y hay un deber de defender los derechos de los demás.
“El que no gime, ni grita, ni protesta cuando sabe que otros seres humanos que han caído vencidos por la arbitrariedad y la injusticia, ese es cómplice o autor de los crímenes que contra el derecho se cometen de continuo por falta de cumplimiento de los deberes que lo afirman.” Por eso recalca Hostos que para mejor defender nuestros derechos tenemos el deber de educarnos.

09
La ética ecológica de Hostos
por Carlos Rojas Osorio
El deber de la moral natural es el deber de conservación. Si somos parte de la naturaleza, porque ella es nuestro origen, entonces es deber nuestro conservarla. “Junto con la necesidad, que es otra fuerza de nuestra relación con el mundo físico, se conoce también el deber de conservación que de esa relación se deriva.”
Hostos aclara que no es suficiente la mera conservación. “Se necesita contribuir expresamente a la armonía de las fuerzas naturales, no oponiéndoles voluntariamente ningún obstáculo: bien se sabe que cuando nos oponemos el daño es para nosotros, pero como ese daño es un mal general, en cuanto nosotros somos parte de un orden.”
El concepto de armonía es muy importante en la ética hostosiana. Habla de una triple armonía. La armonía dentro de nosotros mismos, de nuestra razón con las pasiones. La armonía dentro de la sociedad, presidida por la justicia, la libertad y todos los deberes sociales.
En el deber de conservación incluye Hostos el deber de conservar nuestra vida y su integridad. Se trata del deber de un “absoluto respeto a la obra de la naturaleza en nosotros como entidades biológicas”.
El deber de conservación de nuestro ser vale no solo para el cuerpo sino también para nuestras facultades volitivas, afectivas, intelectuales y morales. “El deber de estimular a la voluntad para que haga lo que conocemos bueno, en el sentido de mantener nuestras relaciones con el mundo físico.”

10
Hostos para tiempos difíciles
por Roberto Mori González
Para quien se pregunte: ¿qué relevancia tiene Eugenio María de Hostos para los tiempos que vivimos hoy?, una respuesta podría ser que vivimos tiempos difíciles.
Para Hostos, sus tiempos siempre fueron difíciles. Su vida fue una incesante lucha por el país y se convirtió en nuestro más grande pensador, escritor y creador de numerosos proyectos.
En el ámbito al que dedicó sus mayores esfuerzos, la educación, Hostos nos recuerda que lo importante es desarrollar los procesos racionales del pensamiento crítico y que “la escuela, si educa como debe” ha de producir, ante todo, ciudadanos con conciencia. “Patriotas”, les llamó, haciendo alusión, no a una ideología política, sino a aquellos que aman a su país por encima de todo.
Hostos nos lleva a mirar críticamente las luchas partidistas, que no permiten mirar el bienestar del país por encima de las diferencias, y aboga por un pueblo educado, con conciencia, informado, que encamine procesos de consenso, “en que cediendo un poco uno y un poco el otro” se llegue a soluciones negociadas.
Su propuesta es un llamado a la participación amplia de hombres y mujeres comunes y corrientes conscientes de su deber. Un llamado a la activación de lo que hoy llamamos la sociedad civil o lo que Hostos llama el “poder social”.

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Lo que Hostos nos legó para tiempos difíciles
por Roberto Mori González
Eugenio María de Hostos propone la autogestión como modelo económico con base en el trabajo de pequeñas localidades –que hoy llamaríamos el nivel comunitario. Para esto, nos sugiere el desarrollo de sociedades cooperativas de producción y consumo, así como de construcción. El énfasis es en lo local, en lo comunitario.
Quizás el asunto más importante de los tiempos difíciles, tanto los de él como los nuestros, es lo que aquí llamamos el del estatus político que Hostos llamaba sencillamente la colonia, la que hoy, luego de más de un siglo, hace crisis.
En estos tiempos de PROMESA y de crisis fiscal, Hostos abogaría por una solución pacífica que incluiría trabajar juntos, en consenso, para negociar con los Estados Unidos, con un periodo para educar.
Hostos es un precursor del proyecto actual de una asamblea constitucional de estatus para terminar con la raíz colonial.
Ahora que nuestros vecinos antillanos nos aventajan en su desarrollo político y económico, que podría resultar en una competencia desfavorable, Hostos defendería que el país fortaleciera sus lazos con sus vecinos naturales en un arreglo basado en la geografía e historia comunes.
Sea éste la confederación antillana que el prócer visualizó, tratados de cooperación o incluso con algunos niveles de integración, la opción que Hostos nos propuso sigue estando ahí.
Aquí un Hostos para tiempos difíciles como son los que vivimos hoy.

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Orígenes de Eugenio María de Hostos
por Roberto Mori González
Nuestra historiadora Loida Figueroa nos relata que los orígenes de la familia Hostos se remontan hasta Castilla la Vieja en la Edad Media española. Miembros de esa familia emigran a América comenzando por Cuba, luego a República Dominicana y, finalmente, a Puerto Rico donde nace el padre de Eugenio María de Hostos.
Don Eugenio padre, producto de toda esa emigración por las Antillas hispanas, se casa en Mayagüez con la puertorriqueña María Hilaria de Bonilla y así, un 11 de enero de 1839 nace Eugenio María en el barrio Río Cañas Arriba de ese municipio, donde hoy está localizado el Museo y Centro de Usos Múltiples dedicado a su memoria. Fue, “el quinto o sexto hijo de una prole de ocho, divididos por igual en cuanto a sexo”.
Parece que el patriota se consideró a sí mismo como alguien que estaba destinado para algo grande. En una de las primeras entradas del diario que escribió en varias épocas de su vida, cita a su padre diciendo: “¡Este niño ha nacido para algo!”
Es muy posible que todo ese trasfondo español y antillano fuera el aliciente para que dedicara la mayor parte de su vida y obra a una lucha por esa región del mundo que hoy conocemos como Caribe, particularmente por la libertad de Cuba y Puerto Rico y por las transformaciones educativas de la República Dominicana donde aún reposan sus restos.

13
Los comienzos de Hostos
por Roberto Mori González
La vida de Eugenio María de Hostos comienza como niño de bien. La posición de su familia le permite, a la edad de 9 años, estudiar la escuela primaria en el Liceo San Juan de don Jerónimo Gómez de Sotomayor, en Mayagüez de Puerto Rico. Luego pasa al Instituto de Segunda Enseñanza de la ciudad de Bilbao en el País Vasco. Tenía entonces dieciséis años e iba a permanecer allí desde 1854 a 1856.
Una vez terminados sus estudios de enseñanza media, se trasladó a Madrid y se matriculó en la Facultad de Derecho en la Universidad Central y en la de Filosofía y Letras simultáneamente.
Según nos cuenta la historiadora puertorriqueña, Loida Figueroa, esto no estaba a tono con sus aspiraciones de niño ni tampoco con el camino que tomó su vida a partir de su juventud en España.
Figueroa nos relata que: “Cuando joven, Eugenio María quería ser artillero, mas su padre le impuso su deseo de que fuera abogado. Esa vocación de ser militar luce completamente contraria a lo que resultó ser la trayectoria de su vida. Ni artillero ni abogado, se dedicó al periodismo, a la traducción, y al magisterio. Mas por razón de su ideal de patria libre e independiente, quiso unirse a cualquier expedición libertaria con destino a Puerto Rico o a Cuba. Fue entonces que lamentó no haber insistido en seguir su primera vocación.”
Pareciera, como si desde niño y aún antes de nacer, por su origen familiar, Hostos hubiera estado marcado por las luchas a las que dedicaría la mayor parte de su vida.

14
Las primeras luchas de Hostos
por Roberto Mori González
Eugenio María de Hostos ingresa a la Facultad de Derecho en la Universidad Central de Madrid y a la de Filosofía y Letras, en 1858, pero la situación política de España no le dejó finalmente terminar sus estudios de derecho. Se convierte en un escritor activo, no solo a favor de la independencia de Puerto Rico y Cuba, sino también en favor de la abolición de la esclavitud.
A los 23 años, publica su primera novela, La peregrinación de Bayoán, donde expresa por primera vez su pensamiento antillano, que no era otro que una confederación hispánica de naciones compuesta por España, las Antillas y las repúblicas hispanoamericanas. Se hace miembro de la Sociedad Abolicionista de la Esclavitud y del Ateneo de Madrid y participa en la vida política madrileña.
En 1868, pronuncia un discurso en el Ateneo de Madrid en favor de la libertad de las Antillas.
“Señores”, decía, “las colonias españolas están hoy en un momento crítico. Víctimas de un despotismo tradicional, una y mil veces engañadas, ¡engañadas, señores, lo repito!, no pueden, no deben seguir sometidas a la unidad absurda que les ha impedido ser lo que debieran ser, que les prohíbe vivir”.
Hostos finalmente había entendido que sus correligionarios políticos españoles no estaban muy claros acerca de la realidad antillana. Ese mismo año, el Maestro deja definitivamente España. Se dirigió a Nueva York donde se reunió por primera vez con Ramón Emeterio Betances.
Junto a los exiliados caribeños y en especial con los exiliados cubanos, Hostos se convirtió en un propagandista de la independencia cubana por considerar que estaba estrechamente relacionada con la situación de la isla. Para Hostos, luchar por las independencias de Cuba y Puerto Rico era una sola cosa.

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Hostos también fue periodista
por Orlando José Hernández
Además de insigne educador, Eugenio María de Hostos fue un periodista de obra fecunda y significativa. Tras abandonar sus estudios de derecho en España, Hostos fue redactor de distintos periódicos madrileños, en los que escribió artículos en defensa de Cuba y Puerto Rico.
Colaboró asimismo en la revista Las Antillas, de Barcelona. En Nueva York, entre 1869 y 1870, trabajó en el periódico La Revolución de Cuba y Puerto Rico. Allí también fundó, en el 1874, el primer periódico puertorriqueño de esa ciudad, La Voz de Puerto Rico, de corta duración. Y el año siguiente, dirigió la revista La América Ilustrada-El Mundo Nuevo.
Cuando era de rigor, Hostos escribía en la prensa para denunciar injusticias, como la represión de estudiantes de la Noche de San Daniel, en Madrid; o el abuso de los mineros, los chinos y los trabajadores inmigrantes, en Perú.
A veces, desde las páginas de los periódicos, promovía distintos proyectos, como el del ferrocarril transandino entre Chile y Argentina, o la campaña a favor de un plebiscito, en 1899, en Puerto Rico.
Mientras viajaba por América del Sur, escribió crónicas fascinantes. Años después, en enero del 1899, mantuvo informado al país, mediante una serie de artículos que publicó en el Correo de Puerto Rico, cuando estuvo en los Estados Unidos en la Comisión que se reunió con el presidente William McKinley.
En sus escritos, Hostos reflexiona sobre el periodismo: El periódico –dice– es siempre conciencia, razón, opinión pública. Y en otro lugar nos ofrece su visión ética: No hay ningún sacerdocio más alto que el del periodista; pero, por lo mismo, no hay sacerdocio que imponga más deberes.

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Hostos, precursor de los derechos humanos
por Orlando José Hernández
El eminente pensador antillano Eugenio María de Hostos fue uno de los precursores de la doctrina de los derechos humanos. Son legendarias las intervenciones de Hostos a favor de los desheredados de sus derechos.
Como periodista denunció los abusos contra la explotación de los mineros y los trabajadores inmigrantes, las masacres de los indígenas, la terrible situación de los emigrantes chinos, el crimen de lesa humanidad que significaba la esclavitud africana y la negación de los derechos de las mujeres. Dice Hostos en una famosa sentencia: “Si quieres saber lo que es justicia, déjate perseguir por la injusticia”.
En el año 1876, en Nueva York, escribe Hostos en el “Programa de los independientes”, en el periódico La Voz de la Patria:
“El hombre no deja de ser hombre por ser de color claro u oscuro… El ser racional no deja de ser racional porque su ciudadanía nativa sea carabalí, tagala, china, japonesa o europea. Cualquiera sea su color, cualquiera su nacionalidad, en cualquier parte es el mismo ser racional el ser humano. Por lo tanto, en todas partes se le debe la consideración que llevan consigo la moralidad, la dignidad y la actividad de su naturaleza. Por lo tanto, en todas partes es un ser de derecho natural, y en todas se le debe el reconocimiento de sus derechos naturales.”
Estas ideas han sido validadas por las Naciones Unidas, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948. El pensamiento hostosiano sobre este tema es de una actualidad absoluta y asombrosa.

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Hostos y su viaje al Sur
por Carlos Pérez Morales
Eugenio María de Hostos, el incansable luchador por la liberación e independencia de Cuba y Puerto Rico, reclamó solidaridad de los pueblos de América para su noble causa revolucionaria, tanto en sus escritos como en sus múltiples viajes.
En 1870 Hostos fue a Sudamérica para expandir sus actividades políticas y educativas. Había residido en Nueva York, donde luchó con otros exilados cubanos y puertorriqueños por la independencia de las Antillas.
Para el mayagüezano, el último cuarto del siglo XIX fue el advenimiento de una era de reconstrucción moral. En las repúblicas recién fundadas de América, Hostos vio los elementos históricos de dicha reconstrucción.
Para él, América era una tierra desconocida, ajena a su poder. Pensaba que si los americanos, oriundos de esos países, fueran conscientes de este potencial, podrían crear un futuro maravilloso.
Además veía que la educación estaba limitando el desarrollo de la razón debido a un enfoque unilateral, y servía como instrumento perfecto para la dominación que es, más que nada, la opresión de la mente humana.
Hostos viajó extensamente por Colombia, Chile, Perú, Argentina, y Brasil, y algunos años más tarde por Venezuela. Escribió infinidad de artículos de prensa y dictó conferencias que se recogen en su diario revolucionario. Como fruto de este viaje escribió el libro Mi viaje al Sur.
En su ruta hacia el Sur, viajó en el ferrocarril trasatlántico por Panamá, el primero en toda América que cruza desde el Océano Atlántico hacia el Pacífico. En el Perú defendió a los cholos y a los chinos, quienes eran tratados como esclavos y trabó amistad con el alcalde de Lima, que sería después su presidente, el general Manuel Pardo. En Lima también fundó la Sociedad Amantes del Saber.
En Chile defendió los derechos de la mujer, especialmente en el campo de la educación. Produjo numerosa obra literaria y política, y publicó una segunda edición de su novela, La peregrinación de Bayoán.
En 1873, mientras trabajaba en Chile en su célebre ensayo “La educación científica de la mujer”, Hostos propuso un programa integral de educación para la mujer y en Santiago se convirtió en miembro de la Academia de Bellas Artes y publicó su famoso ensayo “Juicio crítico sobre Hamlet”.
En Argentina le ofrecieron una cátedra de filosofía en la Universidad de Buenos Aires, la cual no aceptó: “Yo he venido a la América Latina con el fin de trabajar por una idea. Todo lo que me separe de ella, me separa del objeto de mi vida”, escribió entonces.
Defendió en esa tierra la construcción del ferrocarril transandino, que lo conectaría con Chile. Al inaugurarse el mismo, años más tarde, en su honor le pusieron el nombre de Eugenio María Hostos a la primera locomotora.
En 1874, llega a Brasil, donde queda maravillado por su exuberante vegetación y por toda su naturaleza, pero se queja de la indiferencia que encontró por todo lo relativo a América Latina. En respuesta escribe una serie de artículos para La Tribuna, de Buenos Aires.
En su segundo viaje a Chile comenzó una reforma educativa desde los liceos de Chillán y Amunátegui, en Santiago. Su trabajo duró diez años en su segunda estadía en este país.
Al enterarse en 1898 de la invasión de Estados Unidos, Hostos regresó a Puerto Rico y contribuyó con su pensamiento y acciones revolucionarias. Fundó la Liga de Patriotas y se opuso a la imposición de un nuevo régimen sin el consentimiento y la participación de los puertorriqueños.
Decepcionado con lo que pasaba en Isla, regresó a su añorada República Dominicana, donde hizo valiosas contribuciones a la educación. En aquel país que tanto amó muere el 11 de agosto de 1903.
